De la construcción románica (de finales del XII y principios del XIII) sólo queda la cabecera y la galería porticada, esta última bastante modificada porque en el siglo XVIII se anexionó como una tercera nave a la iglesia. Afortunadamente la restauración de los años 80 le devolvió su antigua función.
Es un edificio de 2 naves con ábsides semicirculares de los que sólo uno de ellos es visible al exterior. El otro está embebido dentro de la torre, tal y como vemos que ocurre en muchas iglesias románicas de Segovia.
Pero el elemento más sobresaliente, sin duda, es la galería porticada que recorre la nave en forma de L, por los lados oeste y sur.
La galería occidental, más corta, está formada por un acceso y tres arcos con arquivoltas de baquetones en zigzag que llegan hasta el suelo. Entre ellas se abre la portada principal, ricamente decorada con tres arquivoltas, de baquetones en zig-zag una, flores de aro la otra y por último, la central, o “de los bustos” la más espectacular, que bajo unos arquillos contiene los bustos de personajes masculinos y femeninos y la figura de un obispo en la clave central. Se piensa que puede ser la representación de una comunidad cristiana con su obispo a la cabeza, o bien la figuración de los once apóstoles, sin Judas.
Esta arquivolta apoya en una pareja de columnas con capiteles que representan cuadrúpedos y una pareja de arpías, con unos ábacos de temas florales.
Leones afrontados, animales fantásticos y decoración vegetal:
Algunos más con diversos personajes, pero su deficiente conservación impiden una correcta identificación:
Pero sin duda, el capitel que más llama la atención es el que representa el ciclo de la Pasión de Cristo, por su originalidad en la presentación de las escenas y maestría en la talla, cuya mayor característica es la obsesión por el mundo vegetal, con tallos y hojas que se entrelazan y envuelven a las figuras, creando unos espacios romboidales donde estas figuras pueden asentarse. Ciertos autores ven en estas filigranas vegetales ecos del segundo taller de Silos e influencia de los manuscritos miniados. Me gusta especialmente la reflexión que sobre este capitel que hace Jaime Cobreros: por una parte esta vegetación exuberante, atosiga y ahoga a personajes y animales, pero que a su vez, como crece desde abajo hacia arriba, hacia la luz, le dotan de una doble simbología salvífica.En cada lado del capitel se representan diferentes momentos de la Pasión. En las menores: el Descendimiento y la Visitatio Sepulchri (visita de las Tres Marías al sepulcro vacío) y en las mayores: La Maiestas Domini, y unas escenas con músicos, quizás el rey David, ángeles y personajes que quizás puedan hacer referencias a diversas apariciones de Cristo resucitado, pero esto no lo veo nada claro.
Representación de la Visitatio Sepulchri:
El Descendimiento, en el que son unos ángeles los que le quitan los clavos a Cristo.
El de difícil interpretación: con un hombre (quizás David) tocando el arpa, rodeado de ángeles y otras diversas figuras como un soldado con cota de malla (algunos lo identifican con Goliat), y las figuras que se quieren identificar como apariciones de Cristo tras la resurrección.
La cara más bonita, para mi gusto, y más original, es la representación de la Maiestas Domini con el Tetramorfos, rodeado de entrelazos, con el sol y la luna presentes. Todos estos detalles hacen que este capitel sea único en la forma de representar la escena.
Por último apuntar que el interior de la iglesia está muy modificado por las reformas de la época barroca. De las dos pilas bautismales que tiene, una es románica. Proviene de la iglesia de San Nicolás de Orejanilla. Presenta 16 grandes gallones, cenefa de flores en el borde de la copa e interior avenerado. En su pie hay unas figuras muy deterioradas entre las que se pueden distinguir una pareja de aves entrelazando sus cuellos y picoteándose las patas y una sirena de doble cola.
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